Hola, muy buenas. Esta entrada del blog surge por acumulación.
Durante el último año y medio (que es el tiempo que llevo con el taller de reparación de saxofones abierto), he recibido multitud de saxofones con muchas incidencias repetidas una y otra vez que se pueden evitar o al menos hacer que sean menos graves.
Es cierto que hay alguna excepción notable de algún saxofón que, nada más sacar el instrumento de la funda, me doy cuenta de que su vida esta siendo confortable. Más allá de estos contados casos, lo habitual es que el músico trate mal al instrumento, seguramente por desconocimiento de que lo hace y de las consecuencias que esto acarrea. Otras veces directamente es por dejadez y otras por pereza. También está la parte práctica de un músico profesional que está todo el día con el instrumento en marcha y hacer todo lo que digo en este artículo se puede llegar a hacer pesado.
Sin embargo si tocas el saxofón una vez al día o menos, todo esto te llevará poco y te dará evitará avería y gasto de dinero.
Empiezo de arriba a abajo terminando con las zapatillas pegajosas.
AVERÍAS COMUNES Y SOLUCIONES PARA EVITARLAS
Boquilla.
No es una avería, sólo quería mencionarlo. Es muy habitual encontrar en los estuches boquillas que NUNCA han sido lavadas, tienen restos de baba por los lados y, en ocasiones, con la marca de los dientes por no usar un compensador que protege tanto al músico como a su boquilla. Por lo general, no veo golpes en ellas y no supone inconvenientes más allá de la higiene personal. También, con el paso del tiempo y la exposición al sol algunas boquillas cogen un color verde. También les ocurre si se lavan con agua caliente.
Solución. Lavar con agua fría y una escobilla. Cuidado de no golpearla.
Corcho del tudel.
El corcho aplastado o que se desprende.
Con este caso hay 2 situaciones que se repiten mucho, el primero y que más daño le hace al corcho es que se deja la boquilla puesta en el tudel, ya sea en la funda al guardarlo o bien en el saxo montado para tenerlo listo para la siguiente sesión (Yo mismo hice esto durante una época). Esto deforma el corcho del tudel, lo aplasta y tarda menos en dejar de ser efectivo para afinar el instrumento.
El corcho es un material fantástico que tiene celdillas llenas de aire. Las paredes de esas celdillas son muy flexibles y elásticas. Al dejar la boquilla puesta, las paredes pierden su elasticidad por la presión y porque la humedad penetra por los poros y acaba compactando todo el conjunto. Así que el corcho coge la forma de la boquilla y para que no se escape el aire, la siguiente vez que toques la tienes que meter un poco más hasta el sitio donde está comprimido. Al cabo del tiempo casi todo el recorrido está comprimido y ya no puedes afinar.
Solución, separar tudel y boquilla mientras no se toca y secar el corcho al terminar.
Decía que había dos situaciones con el corcho del tudel. La segunda es que no se lubrica con grasa para corcho. La grasa para corcho no es sólo para que la boquilla entre mejor, además sirve para proporcionarle una película exterior que protege al corcho de la humedad que producimos al tocar. Con esto alargamos la vida del corcho.
Solución, echar grasa de corcho de tudel de vez en cuando antes de colocar la boquilla.
A menudo pido al músico que toque el instrumento delante de mí para ver qué presión ejerce a las llaves (para saber la dureza de los muelles y el grado de precisión que requiere la reparación) y me he encontrado a más de uno que antes de meter la boquilla en el tudel, chupa el corcho para lubricarlo, así, como lo lees, se mete el tudel en la boca humedeciéndolo con lo que está destruyendo el corcho activamente.
Tudel.
Hay varios aspectos a tener en cuenta aquí.
Me he encontrado muchas "averías" de que el saxofón se octava solo, sin apretar la llave de octava al tocar. En muchas ocasiones es porque la llave del tudel se ha doblado un poco de manera que al caer no tapa del todo el agujero. Se suele producir al meter y sacar el tudel del saxofón apretando sobre la llave con la mano.
Otro caso muy habitual provocado también por la manipulación del tudel es que hay dos marcas, una a cada lado del tudel, debajo de la curva de la llave. Hay que saber que una abolladura en el tudel cambia la afinación y el timbre del saxofón.
Un tercer caso habitual es tener la punta del tudel abollada. Ocurre en los tudeles que no tienen un aro protector en la punta. Como luthier, prefiero que no tenga aro porque es más fácil sustituir el corcho. Como músico, prefiero que tenga aro para que el tudel dure más en la misma condición. Para que no se doble, el músico tiene que tener cuidado de no golpearlo y de meter la boquilla con cierta delicadeza, nada más.
Cuarto caso es tener un casquillo de tudel que no encaja perfecto con el recibidor del cuerpo del saxofón. Esto suele ser producido porque al meter la boquilla y tener resistencia por el corcho, se aprieta la boquilla sujetando el cuerpo del saxofón. Es decir que estás empujando el tudel con fuerza hacia el saxofón ovalando el casquillo. Esto provoca que el aire se escape por esa zona octavando el instrumento o haciendo que el sonido sea apagado.
Solución a los 3 primeros casos, cuidando de no apretar dentro de la mano el tudel al manipularlo.
Solución al cuarto caso. Sujetar el tudel (y no el saxo) con una mano y empujar la boquilla con la otra.
Llaves dobladas.
Basta con medio milímetro de distancia para que una nota no suene y el material es latón, así que doblarlo es mucho más fácil de lo que puede pensarse. Además de por haber recibido un golpe, una llave se puede doblar por la manipulación que hacemos con el saxofón. Si sujetas el saxofón abrazando con los dedos las llaves, las puedes doblar.
Solución. Para evitarlo es primordial que siempre agarremos el saxofón por las partes donde no hay llaves, es decir, por la campana principalmente. Otro método efectivo es sujetarlo de la misma manera que para tocar el saxo, es decir, con los dedos en los botones de nácar y el pulgar en el gancho de sujeción de la mano derecha y lo mismo en la izquierda.
Holguras.
Las holguras se pueden evitar en muchos de los casos. Hay varios tipos de holgura, puede ser vertical, cuando un corcho o fieltro se ha desgastado y lo que notas es un escalón al tocar una nota. Esto ocurre con las notas que están relacionadas con otras, por ejemplo los dedos índice, medio y anular de ambas manos. La solución es ajustarlo sustituyendo materiales así que entiendo que no es algo del día a día y llevarlo al luthier suele ser la mejor solución.
Otro tipo de holgura es la longitudinal y puede ser producida por un golpe, ya sea directo o indirecto, por ejemplo al bambolearse el saxofón dentro de la funda. En este tipo de holgura, un pilar se ha desplazado dejando más espacio entre pilar y pilar. Con estas holguras las zapatillas no siempre cierran el agujero y, aparte del claqueteo, empieza a sonar ahogado en algunas notas.
Solución. Aparte de tener cuidado, el saxofón tiene que estar completamente inmóvil en la funda, así que añadir un trapo o material de embalaje en las zonas donde veas movimiento evita esos golpes acumulativos en la funda.
Otra holgura que se puede evitar es la producida por el desgaste de las piezas y es que esta holgura se produce cuando el metal fricciona contra otro metal. Poniéndolo claro, las uniones de cada llave deben estar engrasadas para que la fricción constante que se produce al actuar cada llave no desgaste el metal. El aceite crea una película fina entre las piezas metálicas. Hay una gran diferencia al cabo de unos años entre un saxofón que ha sido aceitado regularmente y otro que no. Aparte de los ruidos constantes al actuar cada nota, también se pierde el sellado de la zapatilla y a la hora de llevarlo al luthier, a este le cuesta mucho más tiempo hacer cualquier reparación con el consiguiente gasto para el músico.
Solución. Echar una gotita de aceite para llaves en cada unión y cada tornillo al menos una vez al mes y actuar la llave para que penetre por la unión. Después secar el exceso de aceite para que no atrape la suciedad. Esto alargará mucho la vida de tu saxofón.
Zapatillas.
Es la parte que tapa el agujero así que es primordial que estén en perfectas condiciones. Las zapatillas tienen varias capas, la primera es de piel natural (aunque hay algunas sintéticas), la segunda capa es fieltro y la tercera cartón. Además tienen un resonador metálico o plástico. Las hay más sofisticadas aunque esta es la configuración habitual.
El cuero, por muy bueno que sea, tiene que recibir cuidados ya que si no, se producen dos principales problemas, zapatillas pegajosas y zapatillas cuarteadas.

Zapatillas cuarteadas y ennegrecidas. Hablo primero de esto porque la causa también afecta a las pegajosas. Es por no secar el saxofón INMEDIATAMENTE después de cada uso. Y digo inmediatamente porque hay quien me ha dicho que lo deja en el soporte secándose y que luego le pasa el trapo. Pasar el trapo se hace para secar la humedad producida por la condensación al tocar. Se debe hacer inmediatamente porque precisamente queremos evitar que esa humedad se seque al aire. El cuero tiene un límite de permeabilidad. Pasado ese límite, se empieza a cuartear y deja pasar la humedad al fieltro, estropeándolo definitivamente.
Solución. ¿ Cómo limpiar el saxofón CORRECTAMENTE ? Mucho OJO, el trapo con el cordón contrapesado es sólo lo primero que hay que hacer y lo que hace es secar la humedad del tubo del saxofón, no de las zapatillas. Inmediatamente después del trapo, hay que secar zapatilla a zapatilla con un pedacito de paño. Se abre la llave, se coloca el paño, se cierra la llave (No se tira del paño si está cerrada la llave para evitarle daño a la zapatilla), se abre la llave y se saca el paño. Así te aseguras de secar las zapatillas. Esto va a alargar la vida útil de tus zapatillas incluso varios años.
Zapatillas pegajosas. ¿Por qué se me queda pegado el sol sostenido? 1.- porque no lo secas y 2.- porque tocas después de haber comido y bebido, incluso bebes un refresco con azúcar (u otras bebidas distintas al agua) mientras tocas. Al soplar, los azúcares que aún están en la boca viajan por el tubo y se quedan en las zapatillas que están cerradas en ese momento. Por eso las más vulnerables son las que siempre están cerradas. Primero las llaves de arriba por cercanía, después a las Ta y TC, después a la de Sol sostenido y la siguiente la de Re sostenido grave, llegando incluso a la de Do sostenido grave, sobre todo en los sopranos rectos.
Si unimos esto a no secar cada zapatilla, nos aseguramos que una zapatilla nueva en muy poco tiempo pasa a ser una zapatilla pegajosa.
La solución es muy sencilla, lavarte los dientes antes de tocar y beber agua mientras tocas, nada distinto. Y por supuesto secar las zapatillas después de cada uso.
Con estos cuidados tu saxofón estará siempre bien cuando lo vayas a tocar, irá a las revisiones del luthier en perfecto estado, sólo para ajustes normales por el desgaste de corchos y fieltros y cuando pasados los años, le toque un cambio de zapatillas, no habrá ningún gasto extra inesperado.
#PasionPorElSaxofon